Muchas veces percibimos a los bebés como frágiles y pensamos que debemos sobre protegerlos de todo lo que el mundo tiene. A veces cuando nuestros bebés todavía no saben caminar, creemos que tampoco debemos ingresarlos a las piscinas, porque se pueden enfermar, lastimar o simplemente el agua les puede hacer mal.

Olvidamos que ellos estuvieron 9 meses dentro de las pancitas de sus mamis nadando, y al nacer esta es la única habilidad que dominan al 100%, y que en tierra son seres dependientes y tienen muchas limitaciones de movimiento, a diferencia del agua. Es importante mencionar los beneficios que tiene la natación o estimulación acuática en bebés y niños de 0 a 4 años. Aunque no lo crean, además de verse super lindos en calzonetitas, este ejercicio les ayuda a tener mayor autoestima y a ser más inteligentes. El estímulo en agua los ayuda a mover todo su cuerpo en una forma única que impulsa la producción de nuevas neuronas, así que mientras tu bebé patea, chapotea y se mueve dentro del agua, también se está volviendo mucho más listo y haciendo conexiones cerebrales.

Hoy quiero recalcar los tremendos beneficios de llevar a bebés y niños a piscinas, pero aún más importante de llevarlos a clases estructuradas y grupales, como las que ofrecemos en Waterproof Swim Academy.

Hay muchos padres que creen que introducir a sus hijos a piscinas los predispone a ahogamientos, pero la realidad es diferente. En niños de 1 a 4 años recibir clases de natación o de estimulación acuática, puede reducir los riesgos de ahogamiento, pues mientras pasen los meses y sean más grandes, tienden a tener más miedo al agua, y son más negativos con respecto a entrar en contacto con ella. Así mismo, se vuelven muy resistentes a flotar en sus espaldas, un componente clave que les ayuda en caso de un posible ahogamiento.

En Guatemala es normal que los pediatras recomienden esperar a los 6 meses para llevar a los bebés a piscinas o clases, debido a que tienen sistemas inmunológicos delicados, pero es importante no esperar tanto, ya que mientras más tiempo pase de su nacimiento, más rápido pierden la habilidad natural que desarrollaron durante los 9 meses de gestación.

Como experiencia personal, yo introduje a mi hijo a la natación desde el día en que nació. Por ser mama primeriza, esperé a que se le cayera el cordón umbilical para meterlo a la tina, pero luego recibió clases de natación (estimulación acuática) en mi casa, y conmigo en la tina durante 40 días. Era nuestro tiempo de unión, de estar juntos piel a piel, de disfrutar a mi bebé y transmitirle mi amor por el agua. A los 40 días lo metí a una piscina por primera vez, y ahora que tiene 4 años y medio, puedo ver el gran beneficio que la natación le ha brindado a su vida.